Capítulo 3
La Venida de Peniel
En el 8 de octubre de 1995 estaba yo en las montañas de Carolina del Norte hablando en una conferencia ese fin de semana. Era un domingo por la mañana y mientras estábamos sentados alrededor de la mesa comiendo el desayuno, me di cuenta de un ángel un poco alto parado tranquilamente en la esquina más lejos. Nadie más se dio cuenta verle porque ellos continuaban con la fraternidad entre ellos mismos.
Estaba apunto de preguntarle al ángel quien era él, pero él anticipó mi pregunta o leyó mi mente. El contestó con una sola palabra: "Peniel". Por supuesto, inmediatamente reconocí este nombre como el lugar donde Jacob peleó con el ángel en Génesis 32:30. Pero no recordaba que el ángel se había identificado el mismo a Jacob. Entonces terminé el desayuno y después me disculpé para estudiarlo más. En Génesis 32:29 y 30 leemos,
29 Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. 30 Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.
Esto es como si el ángel esperara que Jacob supiera su nombre intuitivamente. Yo nunca lo había pensado de esta manera hasta aquel entonces. Jacob le llamó al lugar Peniel, porque ese era el nombre del ángel con el que había peleado.
El nombre Peniel viene de la palabra hebrea panah (o su plural, paniym). Lo cual quiere decir "cara o presencia". El EL al final del nombre significa "Dios". Así Peniel quiere decir "La cara de Dios" o "La presencia de Dios".
El ángel Peniel es referido en Isaías 63:9, mientras el profeta clamaba como Dios había traído a Israel fuera de Egipto. En cuanto a su experiencia en el desierto bajo Moisés, leemos versos 9 y 10,
9 En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz [paniym] los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días de la antigüedad. 10 Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos.
Reconocí de este pasaje que Peniel era el ángel de Su presencia que llevó a Israel fuera de Egipto. De hecho El se manifestó como la columna de nube y la columna de fuego, lo que significó la presencia de Dios. Éxodo 14:19 nos dice como este ángel salvó a Israel del ejército del Faraón en el Mar Rojo:
19 Y el ángel de Dios que iba delante del campamento de Israel, se apartó e iba en pos de ellos; y asimismo la columna de nube que iba delante de ellos se apartó y se puso a sus espaldas,
Pero Isaías también nos dice (arriba) que cuando ellos se rebelaron en contra de Dios, El llegó a ser su enemigo. La ley lo hace más claro en Levíticos 26:17 que si ellos se rebelan en contra de El “Pondré mi rostro contra vosotros, y seréis heridos delante de vuestros enemigos".
La historia de la rebelión de Israel es dicha en Éxodo 32, donde Israel adoró el becerro de oro. Como resultado, Dios le dijo a Moisés en 32:34,
34 Ve, pues, ahora, lleva a este pueblo a donde te he dicho; he aquí mi ángel ira delante de ti;
¿Cuál ángel? Unos versos después en 33:2 y 3, Dios dice,
2 Y yo enviaré delante de ti el ángel... 3 pero Yo no subiré en medio de ti, porque eres pueblo de dura cerviz, no sea que te consuma en el camino.
En otras palabras, la PRESENCIA personal de Dios (o Cara) iba a ser removida, porque Dios mismo no los llevaría dentro de la Tierra Prometida. Peniel, representando Su presencia, estaba cerca de llegar a ser desempleado en el área de su llamamiento primario. Pero Dios dijo que mandaría "un ángel" que los llevara. La mayoría de gente estaría contenta escuchar que un ángel los llevaría. Pero ellos de ninguna manera estuvieron contentos.
A la gente le fue obviamente asignado un ángel diferente, uno que no representaba la presencia personal de Dios. La gente se lamentaron cuando escucharon las noticias del cambio de ángeles, porque eran noticias tristes para ellos. Éxodo 33:4 y 5 dicen,
4 Y oyendo el pueblo esta mala noticia, vistieron luto, y ninguno se puso sus atavíos. 5 Porque Jehová había dicho a Moisés: Di a los hijos de Israel: Vosotros sois pueblo de dura cerviz; en un momento subiré en medio de ti, y te consumiré. Quítate, pues, ahora tus atavíos, para que yo sepa lo que te he de hacer.
¿Quién era este nuevo ángel que estaba sustituyendo a Peniel? De Daniel 12:1 sabemos que el ángel de Israel era "Miguel, el gran príncipe quien está de custodia sobre los hijos de tu pueblo".
¿Cual es la función de Miguel? Como Peniel, su función es revelada en su nombre. Miguel significa "quien es como Dios" Así, él es poderoso "como Dios" pero no representa la presencia personal de Dios como lo hace Peniel, "La cara de Dios".
Cuando Miguel "se levante", entonces "muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados" (Daniel 12:2). En otras palabras, Miguel tiene autoridad como el ángel de la resurrección.
Hay dos maneras de entrar en la herencia del Reino. Una es a través de la muerte y resurrección; la otra es a través de la transfiguración o un cambio en el cuerpo sin morir. Pablo nos dice que va haber gente en el final de esta era quien no va a "dormir" (morir) pero quien va a ser cambiada (I Corintios15:51). Miguel hará su trabajo de levantar a los muertos de las eras pasadas en la fiesta de las Trompetas en algún año. Pero Peniel tiene la autoridad para transformar los cuerpos de los vencedores vivientes en la fiesta de los Tabernáculos.
Así, Peniel es el ángel cuyo llamamiento es para traernos dentro del cumplimiento de la fiesta de Tabernáculos.
Cuando Israel perdió a Peniel, vino a ser una cosa segura que ellos no entrarían en la Tierra Prometida por Cades-barnea en el siguiente año cuando a ellos se les dio la oportunidad. Cades-barnea estaba en la frontera sureña de Canaán. Si Israel hubiera creído el buen reporte de Caleb y Josué, ellos habrían entrado a la Tierra Prometida por el sur sin haber tenido que cruzar el Río Jordán. Cruzar el Río Jordán significa muerte y resurrección.
Su rebelión en el incidente del becerro de oro los dejó con un ángel que es "como Dios" pero no representa la presencia de Dios Mismo. Ellos continuaron siendo guiados por Peniel en la columna de fuego y la columna de nube durante sus 40 años en el desierto, pero no hay registro que esas columnas verdaderamente tomaron a Israel dentro de la Tierra Prometida. Cuando ellos cruzaron el Jordán ellos fueron guiados por el Arca del Pacto (Josué 3:6,11), la cual representó a Miguel.
Regresando a la rebelión de Israel bajo Sinaí, la presencia de Peniel permaneció con Israel en la forma de la columna de fuego y de nube. Pero él no podría en realidad llevarlos dentro de la Tierra Prometida. Aun así Peniel fue manifestado en la cara de Moisés cuando el bajó de la montaña con su cara resplandeciente. Esto fue un tipo prematuro de transfiguración, aunque fue transitorio. Éxodo 34:29,30 dice,
29 Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios. 30 Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí la piel de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él.
A Moisés le fue permitido experimentar la divina presencia, o "La Cara de Dios", pero él tuvo que poner un velo sobre su rostro para no espantar a la gente (Éxodo 34:33-35). La cara de Dios estuvo en la cara de Moisés, y esto demostró a la gente la gloria de Su verdadera herencia. David contempló esto también en Salmo 80, donde él ora en versos 3,7 y 19,
19 ¡Oh Jehová, Dios de los ejércitos, restáuranos! Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
Pablo comenta de esto en 2 Corintios 3:13-18, diciendo,
13 y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido. 14 Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. 15 Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. 16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará. 17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. 18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
El velo, Pablo dice, esconde un claro entendimiento de Dios. Cuando Moisés se puso un velo sobre su rostro, esto no obscureció SU visión; el propósito del velo fue para obscurecer la visión de la gente de la cara de Dios. Así, todos esos quienes dependen en el antiguo pacto tienen una obscura visión de Dios y Su presencia. Mientras tanto que permanezcan bajo ese antiguo pacto, es imposible para ellos remover el velo y ver quien es Dios realmente.
Es claro que la gran esperanza de un creyente es experimentar permanentemente lo que Moisés experimentó temporalmente. Esto es la gloria de Dios en nosotros, la divina presencia, Su Rostro visto en nuestro rostro. Este es el llamamiento del ángel Peniel.
Esto es lo que fue diferido un año antes del cincuentavo jubileo desde Adán en los días de Moisés, como lo expliqué en mi libro, Secretos del Tiempo. Israel tuvo la oportunidad para ser justificado en la Pascua (Egipto), llenado con el Espíritu y Pentecostés (Sinaí), y glorificado en Cades-barnea (Canaán). Pero porque ellos no estuvieron listos, todo fue atrasado, y el tiempo fue extendido desde un año y medio hasta un largo periodo de TRES EDADES: La Era Pascual, La Era Pentecostal, y la Era de los Tabernáculos.
Esto ha sido un largísimo desvío, pero finalmente hemos alcanzado el final de la Era Pentecostal. Terminó en 1993, y empezamos la transición dentro de la Era de los Tabernáculos.
Peniel fue suelto en 1995 para poner el fundamento para el próximo gran movimiento del Espíritu. Este derramamiento ya no va a ser en base sobre la fiesta de Pentecostés con su levadura. Será arraigada en la fiesta de los Tabernáculos y establecerá un trabajo permanente del Espíritu que crecerá hasta que Su Reino llene toda la tierra.