Capítulo 8: La Ley de Multiplicar Caballos

Capítulo 8
La Ley de Multiplicar Caballos

 

Seis meses antes del desastre de las Torres Gemelas, Dios nos reveló que íbamos a empezar a orar una simple oración: "Dios Bendiga América". Esta palabra me fue dada el 28 de marzo de 2001. Poco sabía a este tiempo en esos seis meses, llegaría a ser la oración más popular en América.

Esto fue también cuando el Señor reveló el verdadero significado de esa oración. En efecto, Dios usó los eventos del 9-11-01 para provocar una gran súplica para que Dios causara a América para arrepentirse y convertirse de sus maldades. Ésa es una oración que Dios va a contestar y está contestando. El propósito divino para esta guerra sin fin no es para ganar una "guerra en el terrorismo" sino para traer a América en sus rodillas en arrepentimiento.

Los profetas quienes aconsejaron al Presidente Bush para ir a guerra no sabían la razón porque Dios había dado tal palabra. Ellos probablemente pensaban que Dios bendecería a América por prevenir a Irak de dañar el estado israelita. Yo creo, como muchos comentaristas han dicho, que este es el motivo real para la guerra. Pero porque la gente no sabe quien realmente es Israel, y la gente no sabe la ley divina, ellos todavía no saben como arrepentirse. Ellos necesitan leer tres libros para entender la situación:

1. La Batalla Por La Primogenitura

2. ¿Quien Es un Judío?

3. ¿ Quién Es un Israelita?

Dios nos ha traído en guerra, no porque Dios quiera vengarse de Afganistán o de Irak o aun de Osama bin Laden. Esto es para humillarnos como una nación y traernos a nuestras rodillas. El Presidente Clinton ha puesto ya el modelo para esto en el 11 septiembre de 1998. Ahora es el turno del Presidente Bush para arrepen­tirse en nombre de la Iglesia por su hipocresía.

Cada uno de estos dos Presidentes representa una mitad diferente de América. La nación está polarizada y dividida por la mitad. Así, Dios le requirió al Presidente Clinton arrepentirse en favor de esos quienes desean libertad sexual e iniquidad ante la mirada de Dios. Pero ahora el Presidente Bush debe de arrepen­tirse en favor de los cristianos por su hipocresía. Ellos claman amar a otros, pero (en su corazón) esta entera guerra está siendo peleada por un espíritu de venganza. Esto también me fue revelado en febrero de 2001, meses antes que la guerra empezara.

Isaías 30:23-33 nos dice que va haber un gran reavivamiento en los últimos tiempos, cuando el Espíritu Santo va a ser derramado sobre la tierra como la lluvia. Esta “lluvia” va causar a la tierra traer su crecimiento—esto es, va a causar a la tierra traer los frutos del Reino por el cual Dios ha estado laborando desde el principio. Lo que fue visto en el día de Pentecostés en Hechos 2 fue solo el comienzo. Aun está la fiesta de los Tabernáculos a ser cumplida, la cual va hacer ver a Pentecostés como un mero rocío.

Hay una señal que se destaca en este pasaje de Isaías. Es la señal de la "lluvia" que viene del Espíritu Santo. Isaías 30:25 dice,

25 Y sobre todo monte alto, y sobre todo collado elevado, habrá ríos y corrientes de aguas el día de la gran matanza, CUANDO CAERÁN LAS TORRES.

Yo creo que la caída de las Torres Gemelas es la señal que el reavivamiento nacional viene pronto. El mismo capítulo nos advierte, comoquiera, que tengamos que poner nuestra protección en Dios, en vez que en los "caballos" (armamentos). Se nos dice en Isaías 30:1-3,

1 ¡Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mi; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado! 2 Que se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado de mi boca; para fortalecerse con la fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de Egipto. 3 Pero la fuerza de Faraón se os cambiará en vergüenza, y el amparo en la sombra de Egipto en confusión.

Se nos dice más adelante en el capítulo 31:1,

1 ¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al santo de Israel, ni buscan a Jehová! 2 Pero el también es sabio, y traerá el mal, y no retirará sus palabras. Se levantará, pues, contra la casa de los malignos, y contra el auxilio de los que hacen iniquidad. 3 Y los egipcios hombres son, y no Dios; y sus caballos carne, y no espíritu; de manera que al extender Jehová su mano, caerá el ayudador y caerá el ayudado, y todos ellos desfallecerán a una.

Esto lo hace muy claro que el brazo de carne no es la respuesta. Nosotros estamos para confiar en Dios para nuestra defensa. Si nuestra defensa es penetrada no es porque no tenemos las suficientes armas o inteligencia. Es porque hemos violado la ley divina y hemos venido bajo la maldición de ley (Levíticos 26; Deuteronomio 28). La ley misma instruye a los reyes: Deuteronomio 17:16, dice,

16 Pero el no aumentará para sí caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto con el fin de aumentar caballos; porque Jehová os ha dicho: No volváis nunca por este camino.

La ley divina en sí misma define "volver a Egipto" en términos de aumentar caballos. El caballo era el tanque de guerra del día. Esos quienes aumentaban caballos estaban construyendo su calvario. Ellos dependían sobre armamentos, en vez de Dios, porque Dios dijo que si nosotros obedeciéramos Su ley, El nos daría paz. El Presidente Bush necesita entender este principio Bíblico. Levíticos 26:3 y 6 nos dice,

3 Si anduvieres en mis decretos y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra... 6 Y yo daré paz en la tierra, y dormiréis, y no habrá quien os espante...

Esto, entonces, es el consejo de Isaías para el Presidente Bush. Si él es un cristiano, como él mismo dice serlo, entonces que haga como si hubiere un Dios quien en verdad es soberano y sabe lo que está haciendo. Que el Presidente ponga su confianza en Jesucristo. Si el hubiera hecho esto, el mundo habría tenido una admiración por América, así como nos otros recibimos tremenda simpatía del mundo después de la caída de las Torres Gemelas. Pero nosotros derrochamos eso con nuestra política de guerra y de venganza, y ahora el mundo entero está en contra de nosotros excepto los israelitas, de cuyas políticas violentas estamos imitando.

Si problema viene, es porque él ha abandonado la ley divina. El problema no son enemigos externos; el problema es nuestra propia desobediencia. La solución no es poner nuestra confianza en caballos (tanques); la solución es poner nuestra confianza en Dios y empezar a ser obedientes a El. El problema real, sin embargo, es que él [Presidente] ha sido enseñado la Biblia por muchos maestros sin ley. Es dudoso, entonces, que él haya aun leído la ley divina, o si él la ha leído, él la ha descartado como si fuera descartada por Jesús. Isaías 30:3 dice que esta respuesta de guerra nos va a traer en "vergüenza" y "humillación".

Aunque parezca que ganamos la batalla de Afganistán y la batalla de Irak, no esperemos ganar esta guerra a la larga, mientras que permanezcamos orgullosos de nuestra defensa nacional y nuestra condición súper poderosa. Una de las maldiciones por desobediencia a la ley es encontrada en Deuteronomio 28:25,

25 Jehová te entregará derrotado delante de tus enemigos; por un camino saldrás contra ellos, y por siete caminos huirás delante de ellos; y serás vejado por todos los reinos de la tierra.

Deberíamos de haber tratado con Dios antes de hacer cualquier atentado para tratar con Osama bin Laden, Saddam Hussein, o cualquier otro enemigo percibido. Aún hemos dependido de nuestro propio brazo de carne por tanto tiempo que Dios nos va a mostrar que tan inservible es. Mientras que tengamos medidas carnales para protegernos, Dios nos va a permitir usarlas. Pero El va a causar fracasar esos esfuerzos. Cuando nuestros propios esfuerzos carnales hayan fracasado, entonces nosotros nos convertiremos a Dios como el último recurso.

El segundo oso ha sido suelto y está ahora sobre nosotros para devorar mucha carne. No hay nada que se pueda hacer acerca de esto ahora. Pero todavía podemos arrepentirnos de nuestros malos caminos.

El propósito de Dios en esto no es simplemente destruir, sino reemplazar el sistema actual con el Reino de Dios. El Reino de Dios es la Nueva Jerusalén, construida sobre la ley divina la cual es una expresión de Su carácter (Amor). Como El va a cumplir esto y de acuerdo a que tiempo enmarcado, se lo dejamos a Su sabiduría.